La ciencia ha estudiado el estiramiento por mucho tiempo… sería normal imaginarse, que algo tan simple ya está completamente comprendido hoy en día, cierto?

Pero el estiramiento, no es simple en lo absoluto.

Estos 3 mitos ilustran justamente cuán complejo es el acto de estirar al cuerpo…

MITO #1: ESTIRAMOS LIGAS (O TELAS)

La mayoría de la gente piensa en términos de estirar músculos, y se imagina a los músculos como unas bandas elásticas… o sea, ligas.

Pero si ves la ilustración abajo, los músculos son mucho más complejos de lo que parecen:

Si tienes un conocimiento más sofisticado del cuerpo, quizás ya sabes que la fascia es un tejido que cubre a todos los músculos y órganos.

Si alguna vez has visto debajo de la piel del pollo, verás una tela que cubre a la carne. Eso es facia, y abajo hay una foto con una magnificación .

Este tejido tiene cierta cantidad de flexibilidad, pero su función tiene que ver con proteger y darle forma al cuerpo… o sea, se parece más a telas, con fibras que van en todas las direcciones.

Pero aunque estas analogías nos pueden ayudar a visualizar al cuerpo de forma simple, se queda bastante corta.

El sistema nervioso juega un papel muy importante en cuán flexibles somos.

Ambos la fascia y los músculos están en constante comunicación con el sistema nervioso.

Por lo tanto, si el sistema nervioso no se siente seguro como para estirar más, estarás nadando contra la corriente.

Muchas técnicas avanzadas de estiramiento están diseñadas para “engañar” al sistema nervioso y darle más espacio para estirar.

Y aunque hay estudios que dicen que luego de 60 segundos de estiramiento no se logra mucho más longitud para el músculo, estos estudios no se hicieron tomando en cuenta a modelos más sofisticados de estiramiento que podrían dar resultados más allá del primer minuto.

El Yoga, cuando se practica correctamente, te ayuda a relajarte mientras estiras, y eso hace que el sistema nervioso se sienta más seguro para estirar.

MITO #2: MÁS FLEXIBILIDAD ES MEJOR

La flexibilidad significa que nos podemos adaptar a las condiciones cuando cambian. Pero demasiada flexibilidad implica poca estabilidad. Algunas de las personas que ves en clase de Yoga haciendo posturas como si no tuviesen huesos, sufren de dolor por hiper-elasticidad.

“Todo lo que no se dobla, se rompe”. Sí.

Pero a menos de que busques un cuerpo tan sólido como un chicle, o que no te importe caminar sin desbaratarte, tus coyunturas necesitan cierta cantidad de estabilidad.

Cómo saber cuándo detenerte o cuando seguir estirando?

Esta es una pregunta más difícil de contestar de lo que parece.

Tienes que poder distinguir, por ejemplo, entre tensión y compresión. Entre estirar tendones y estirar el músculo. Entre estirar ligamentos o estirar tendones. Entre dolor, o simplemente incomodidad de estiramiento.

Y si practicas algún deporte, tienes que entender que estirar algunas zonas más allá de un rango normal de movimiento, te hará perder velocidad y/o poder.

Y es por eso también, que si vas a estirar profundamente, es mejor hacerlo después del deporte o ejercicio, en vez de antes. De lo contrario, tus músculos perderán fuerza para contraerse, y eso hace más riesgoso el ejercicio.

Si quieres estirar antes, hazlo en movimiento, y de manera ligera, para encontrar un rango de movimiento «normal».

Como ves, si vas a estirar por un poco más de unos segundos,  es una buena idea aprender un poco más al respecto.

MITO #3: A MI EDAD YA NO PUEDO SER TAN FLEXIBLE

Cierto, mientras más  joven, más fácil es recuperar tu flexibilidad natural –esa misma que tenías cuando tenías 5 años.

He visto a gente de todas las edades en mis clases de Yoga, algunos que no podían tocar sus rodillas…  Y aunque tocar sus pies parecía un sueño, en pocos meses pudieron lograrlo. Era cuestión de estirar inteligentemente, y con cierta constancia.

Yo no creo que necesitas flexibilidad extrema.

Pero si quieres disminuir el riesgo de lesiones o dolor, si quieres sentir a tu cuerpo más relajado, y si quieres poder atar tus propios zapatos a los 80 años, te conviene trabajar en tu flexibilidad, no importa tu edad.

Es cierto, estirar no es fácil o cómodo para la mayoría de la gente.

Pero la edad no es una buena excusa, lo único que necesitas es la intención de lograrlo.