¿Quién te está enseñando trigonometría? -preguntó la maestra.

“Lo aprendí de las flores” dijo Laura.

Su maestra no le creía. Laura insistió tanto, que la maestra se enfureció.

Laura se estaba aburriendo en clase, porque ya sabía la materia. Así que la maestra decidió llamar a la mamá de Laura.

La mamá de Laura estaba confundida con la llamada. Ella no sabía trigonometría. Nadie en su casa sabía de eso. Y Laura no estaba yendo a ninguna clase especial.

Laura nunca pudo convencer a nadie que en efecto había aprendido trigonometría, durante las horas que pasaba “perdida”, viendo a las flores.

 Así que aprendió a hacerse la tonta en vez.

Hace muchos años escuché esa historia de parte de la misma Laura, durante un entrenamiento de Yoga.

Esto no es tan loco como parece. Por ejemplo, acá hay un artículo que habla sobre cómo usar matemática para dibujar flores.

El que las matemáticas rigen al Universo seguro no es noticia, pero hay algunos lugares en donde se manifiesta de un modo muy explícito y hermoso.

Otro ejemplo popular es la secuencia de Fibonacci. La mejor manera de explicar esta secuencia es mostrándola:

0 + 1 = 1

1 + 1 = 2

1 + 2 = 3

2 + 3 = 5

3 + 5 = 8

5 + 8 = 13

8 + 13 = 21

0, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21…

Esto implica que la distancia entre cada número se va haciendo cada vez más grande. La figura geométrica que describe esta ecuación, luce así:

La siguiente es una lista reducida de lugares en la naturaleza en donde está presente:

Las abejas, las galaxias, las ramas de los árboles, los huracanes, las piñas, pingüinos, la cara de los humanos, las manos humanas, el cuerpo humano, las conchas de mar…

Además, los seres humanos tenemos una aparente fascinación intuitiva con la relación numérica y geométrica de esta secuencia.

Por ejemplo, encontramos la presencia de esa relación en las pirámides de Giza, El Partenón y otros edificios antiguos de Grecia, la Catedral de Notre Dame, El Taj Mahal, la Mona Lisa, y ¡hasta en el tamaño de nuestras tarjetas de crédito!

Por si todo esto fuera poco, la secuencia explica varios fenómenos que ocurren en los mercados bursátiles (aunque no con suficiente precisión que te permita predecir el mercado).

Ver tantos lugares donde hay un “orden” detrás del caos, parece indicar que hay algún tipo de fuerza, esencia, consciencia, inteligencia, o diseño inteligente detrás de la creación.

Esta intuición incluye a muchos científicos, quienes comúnmente hablan de ecuaciones matemáticas usando palabras como “armonía, orden, belleza”.

Por ejemplo, una cita popular de Einstein dice: “Todo el que está seriamente involucrado en la búsqueda de la ciencia se convence de que un Espíritu se manifiesta en las leyes del Universo, un Espíritu muy superior al del hombre, frente al cual uno con nuestros modestos poderes debe sentirse humilde”.

Esta reverencia por el orden que encontramos en la naturaleza, en las ecuaciones que la rigen, puede llevarnos a una espiritualidad que nos hace sentir humildes, maravillados… agradecidos de ser parte de un Universo misterioso, que abunda en belleza y armonía.

Explorar esas formas de espiral en la práctica de Yoga, es una forma de conectarnos íntimamente con esos sentimientos.

 

Con cariño,

Mijael