(versión 2022)

El Coronel Sanders tenía 65 años cuando se abrió la primera franquicia del famoso “Kentucky Fried Chicken”, luego de más de 12 años de haber creado la receta, y de muchos más años de fracasos comerciales de todo tipo, incluyendo varios despidos.

El Coronel “no pegó una” hasta los 65

Howard Schultz fue rechazado por más de 200 bancos antes de conseguir el primer préstamo para… Starbucks!

 

Nos encanta escuchar de estas historias donde la perseverancia finalmente paga dividendos.

Pero quizás sepas de alguien que ha luchado toda su vida para lograr sus sueños, sin haber logrado el éxito que tanto deseaban. ¿A qué me refiero con “éxito”?

En este caso lo definiría simplemente como lograr las metas definidas por cada persona que tiene un sueño, cualquiera que sea.

Regresando a esas historias de gente que nunca “llega”… esas historias no son inspiradoras en lo absoluto.  Qué deprimente sería compartirlas en las redes, ¿no?

 

Aún así, tener pasión por algo, y esforzarse a diario para lograr el éxito, no quiere decir que lo vayamos a lograr.

Una pregunta importante de contestar entonces, sería: ¿cuando tirar la toalla?

 

Dudo que esta pregunta tenga una respuesta simple y directa, pero me hace reflexionar en tres puntos:

 

1. El que tiene la bola de Cristal tendrá la razón.

Si “lo logras” después de tanto perseverar, tendrás la razón, y te sentirás muy bien con tu decisión de haber perseverado ante todos los obstáculos.

Si después de mucho arar te das cuenta que estás perdiendo el tiempo, tus detractores “habrán ganado”.

No hay manera de saberlo…

Conozco a gente increíblemente talentosa, que nunca logró «el éxito» en su arte, y hoy en día se dedican a algo totalmente distinto. Algunos quedaron tan desencantados, que terminan con un sabor agridulce por aquello que tanto les apasionaba.

Otros, encontraron una forma de re-definir el éxito, de tal forma que no sea necesario volverse famoso o millonario para regocijarse en lo que hacen.

Y seguramente hay también quienes logran el éxito que tanto anhelaban, solo para darse cuenta que no les da la satisfacción que esperaban.

Quizás nunca sea posible determinar con certeza si tirar la toalla es o no una buena decisión, porque la única forma de determinarlo es teniendo una bola de cristal para ver el futuro y saber “lo qué hubiera sucedido si tan solo hubiera hecho otra cosa”.

 

2. Tirar la toalla puede ser la mejor decisión de nuestras vidas.

Google tiene una subsidiaria conocida como “X” –están diseñando proyectos “imposibles”, como autos que se manejan solos, y una red de Wi-Fi que llegue a todo el mundo subdesarrollado a través de globos en la estratósfera.

Y en esta fábrica de sueños “imposibles”, una de las cosas que más aplauden y buscan, es fallar temprano. Toda la cultura de la compañía está dedicada a darles la oportunidad a los empleados, de encontrar rápidamente las razones por las cuales el proyecto que les asignaron no podría funcionar.

 

A veces, decidir que es tiempo de buscar alternativas abre nuestra vida a un mundo de posibilidades nunca antes consideradas. Le tenemos mucho miedo al fracaso –pero a veces fracasar, sobre todo temprano, nos ayuda a aprender lecciones importantes, como por ejemplo cuando es tiempo de buscar un proyecto distinto.

 

3. El camino puede ser el destino.

Es un cliché, lo sé. Pero creo que la pregunta puede ser una trampa, porque está planteada de una forma binaria: llegar, o no llegar al destino.

Una vez escuché a Ray Romano, actor de la serie de TV “Everybody loves Raymond”, decir que no había diferencia en la cantidad de felicidad con la que vive día a día ahora, comparada con su vida antes de “tener éxito”.

Es cierto- todos tenemos que ganarnos la vida de algún modo, y si podemos hacer algo que nos gusta y al mismo tiempo ganar mucho dinero, esta es una posición envidiable.

Pero hay muchas formas de hacer algo que nos gusta, y todavía pagar nuestras cuentas. El problema suele ser uno de creatividad y manejo de expectativas y actitudes, mucho más que uno de circunstancias.

Si estamos disfrutando del camino, y podemos hacerlo funcionar a nuestro modo, entonces llegar o no a un destino se vuelve irrelevante.

Depende en gran medida de tus prioridades y valores, ¿cierto?

 

Y tú… ¿qué opinas?

Ponlo abajo, me encantaría saberlo.

 

Con cariño,

Mijael