La misma a veces ocasiona sentimientos desfavorables –a veces incluso inflados por la percepción de que un Instituto de Yoga no debería ser “comercial” (incluso si nunca se ha declarado “sin fines de lucro”).
Entendemos la percepción, pero a veces se hace necesario recordar dos puntos importantes:
a) La gente cancela… bastante.
Cuando no cobrábamos por adelantado, sucedía mucho más (hasta el punto en que realmente no era manejable). Hoy en día todavía cancelan, pero nos damos cuenta que la gente se toma mucho más en serio su compromiso con nosotros, y respetan mucho más las citas confirmadas.
b) A nuestros acreedores no parece importarle.
Si este mes tuvimos 10 cancelaciones que no permitieron reasignar la agenda, el costo de la oportunidad es grande. A la hora de pagar nuestras cuentas, “es que la gente tuvo muchas reuniones a última hora” no parece ser una buena razón para pedir a nuestros acreedores que no nos cobren.
Conocemos profesionales que tienen una política de cancelación de 48 horas. Nos pareció excesivo. También conocemos profesionales que no piden pago por adelantado, pero muchas veces nos comentan lo difícil que es luego cobrar a los clientes, y como el hacerlo daña la relación. Tampoco nos pareció una buena opción.
Sí, hacemos excepciones en casos… excepcionales. Tratamos de ser lo más comprensivos posible, dentro de lo que consideramos responsable.
Y a pesar de que tenemos iniciativas para ayudar a gente con menos recursos, nuestra política de cancelación tiene el objetivo de mantener nuestra relación lo más clara, efectiva y respetuosa posible.
Esperamos por lo tanto su comprensión y empatía,
El equipo de Akila Yoga Institute.