El origen del concepto de 10 mil horas para lograr la maestría es un estudio realizado por Anders Ericsson, y se ha vuelto todo un estándar.

Ericsson encontró que los violinistas más destacados en una escuela en particular, eran aquellos que habían logrado un promedio de 10 horas de práctica.

Pero no cualquier práctica sirve.

Imagínate dos personas que quieren cantar mejor. Una de ellas canta todos los días en el carro por una hora entera. Cuando canta, escoge la música que le gusta, y la canta a todo pulmón.

La segunda, canta junto con un maestro. El maestro escoge las piezas en cada sesión, de acuerdo con las debilidades del alumno. Luego de cada repetición, el maestro le ayuda dándole tips y correcciones.

Ambas personas podrán hacer esto una hora diariamente. Pero las horas dedicadas a aprender serán totalmente distintas!

Por eso, Ericsson habla de «práctica intencionada», o sea, el tipo de práctica que no es exactamente divertida… Y tiene las siguientes características:

1) Es metódica: establece las habilidades que se van a fortalecer (usualmente aquellas que nos cuestan más, y que por ende son más difíciles para el ego y la mente).

2) Requiere de retroalimentación: si no sabes cómo lo estás haciendo, cómo sabes que necesitas mejorar?

Es por eso que los profesionales tienen un coach que pueda ver en donde necesitan mejorar.

3) Es consciente: Practicar con la televisión prendida en el fondo, o mientras charlas por teléfono no tiene el mismo peso. La práctica que hace al maestro es totalmente inmersa y concentrada en una sola cosa a la vez.

Cómo se traduce eso al yoga?

Aja!

Es una trampa!

Primero que nada, es importante establecer que el objetivo de la práctica de asanas no es «perfeccionar» nada. Ese es el matiz que suelen darle las personas que practican posturas desde un punto de vista occidental de «lograr» algo.

Las posturas de yoga no son algo para lograr, sino para usar como un vehículo para la mente, y el objetivo (estirar, fortalecer, lograr balance) se logra sin importar si hemos «perfeccionado» la postura.

Aun así, la experiencia en las posturas mejora considerablemente si tienes buen alineamiento (más segura), si puedes respirar más lento y conscientemente, y si puedes mantener tu atención en lo que estás haciendo.

Y eso quiere decir que si tienes un profesor que te guíe, serás como la persona cantando con un maestro: cada hora de práctica será mucho más productiva.

Si tienes una guía individualizada, avanzarás más rápido todavía. Si practicas con mucha atención en un estudio de Yoga, posiblemente tendrás menos distracciones que si lo haces en casa.

Este tipo de práctica hará que le puedas sacar mucho más provecho al tiempo de tu  práctica.

Que tu práctica te llene de satisfacción… y que en la medida de lo posible, sea una práctica intencionada.

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