Yo no empecé como profesor de Yoga. De hecho, estudié producción de Cine y TV (extraño no?).
Cuando me gradué, sentía un montón de angustia porque la gente que estaba empezando conmigo parecía tener mucha más pasión que yo. Estaban dispuestos a hacer mucho más de lo que yo jamás hubiese estado dispuesto a dar, y eso me hizo pensar que posiblemente no tendría mucho éxito en esa carrera a pesar de haber tenido buenas notas al haberla estudiado.
Si esto fuera poco, mis padres me habían pagado una carrera que yo jamás podría haber costeado, y te podrás imaginar la decepción que significaba que yo no quisiera dedicarme a lo que estudié.
Poco después decidí convertirme en diseñador gráfico, estudiando por mi propia cuenta cómo diseñar y programar páginas web. Era algo que me daba dinero y podía hacer en casa. Al mismo tiempo hice mi primer profesorado, y empecé a dar clases de vez en cuando.
Pero me fue muy difícil considerar el enseñar yoga una carrera “normal”. Eso estaba reservado para los ingenieros y los abogados. Diseño gráfico era al menos algo que sonaba más serio (quizás porque de niño, y culturalmente hablando, nunca escuché de un profesor de yoga)
Y no fue sino hasta un día memorable en que mirando fijamente a mi librero me di cuenta que prácticamente todos mis libros eran de meditación, respiración, y muchos de filosofía oriental. Ese día algo hizo “clic” en mí y decidí finalmente dedicarme de lleno a lo que más me apasionaba. De algún modo se me hizo claro que me encantaba educar, y que compartir el Yoga era un vehículo perfecto para expresar quien soy en el mundo.
El Sva Dharma, o «responsabilidad con uno mismo», se traduce a veces simplemente como nuestro oficio. Pero es mucho más que eso. Incluso si eres te dedicas a tus hijos y a tu hogar, eso que hacemos la mayor parte del día influye mucho en nuestra identidad, y el sentido que le vemos a la vida.
No es necesario cambiar de profesión para encontrar un sentido distinto a la vida (aunque a veces es un paso importante para algunos). Pero sí es importante cuestionar la forma en que vivimos. De vez en cuando expandir nuestra perspectiva, escuchar o leer a gente sabia para inspirarnos, y poder alinear nuestra vida con nuestra «razón de ser».
Cuando fue la última vez que lo hiciste?
Si fue hace mucho tiempo, espero no tome mucho más para que lo vuelvas a hacer.
Con cariño,
Mijael
Trackbacks/Pingbacks