Muchas de las personas que tienen mucho estrés, ansiedad o depresión, o que sufren de estrés post traumático, tienen muchas dificultades con una postura del yoga en particular: Savasana.

Savasana
Esta es la postura «del muerto», típicamente se hace al final de la clase, por unos diez minutos, quietos y con los ojos cerrados.
En teoría, es todo un placer.
Pero la gente que sufre de estrés post-traumático o estrés crónico, suele moverse, abrir los ojos, y hasta pararse del desespero.
Estas personas tienen algo más en común: la variabilidad de los latidos del corazón.
También conocida como variabilidad de frecuencia cardíaca, es simplemente cómo cambia el tiempo que hay entre cada latido.

Variabilidad de Frecuencia Cardiaca
La medicina moderna ha encontrado en esta frecuencia cardíaca, correlaciones con enfermedades cardiovasculares, y algo realmente curioso: una conexión importante con nuestra salud psicológica.
Por ejemplo, las personas que sufren de ansiedad, depresión o estrés post traumático tienen un cambio marcado en la variabilidad de los latidos del corazón: su corazón varía menos.
Esto es un tanto contra intuitivo: usualmente queremos que nuestro cuerpo se mantenga lo más «homogéneo» posible.
De allí el término «homeostasis», que es el impulso constante de tu cuerpo de encontrar equilibrio en todo sentido: el nivel de PH y el nivel de oxígeno y dióxido de carbono en la sangre son dos ejemplos comunes.
Por qué es mejor más variación en la frecuencia cardíaca?
Nuestro corazón necesita cambiar su actividad de acuerdo con lo que sucede dentro y fuera de nosotros. Pero si estamos constantemente estresados por nuestra mente, el corazón empieza a latir de un modo más predecible, porque hace lo posible por protegerse de fluctuaciones nocivas.
La «corrección» podría ayudar a corto plazo, pero a largo plazo esta corrección muestra a una persona que se siente constantemente bajo amenaza.
Esto es algo más que muchas de las personas con estrés post traumático y estrés crónico tienen en común: una desconexión con el cuerpo.
Esto no quiere decir necesariamente que son menos «coordinados», sino que están menos conscientes de los detalles de lo que sienten sus cuerpos.
Piénsalo: si una de las necesidades más básicas de nuestra fisiología es sentirnos seguros, y algo en nuestra psicología nos hace sentir constantemente en peligro, entonces haremos todo lo posible por simplemente no sentir.
Quién querría estar conectado con el cuerpo si trae tanto sufrimiento?
Aun así, parece ser que este es justamente el mecanismo a través del cual el yoga nos ayuda a sanar: nos pide una y otra vez que re-conectemos con el cuerpo, haciéndole ver a nuestro subconsciente que estamos a salvo durante la práctica.
De ese modo, cada vez que logramos re-conectar y sentir profundamente, incluso si es incomodo, eventualmente podremos acceder a lo que hay más allá de nuestra mente: paz interior.
Esto es algo que los psicólogos están encontrando más y más… cuando hay trauma o estrés constante, podemos tratar de convencer a la mente conversando por horas, pero posiblemente no encontremos un cambio hasta que no le demos un chance al cuerpo para sentirse seguro.
El Yoga… es ideal para lograr esto, sobre todo en clases en donde los profesores te permiten sentir a tu cuerpo sin obligarlo a hacer cosas que no se sienten bien.
Nos vemos en clase 🙂
Que interesante, ahora veo la importancia de sentir cada espacio en mi cuerpo. Gracias por compartir, nos vemos en clase.